Madre
010. Madre. Colección Albor. Waldylei Yépez.doc
Por y para dos madres maravillosas: Olga y María Inés.
Si algo maravilloso caracteriza a la vida es que existen cosas inexplicables, cosas a las cuales no les encontrarás respuesta y otras tantas que ni siquiera podrás describir con palabras. Una de esas cosas majestuosas es el Amor, con el cual las palabras sobran y al mismo tiempo faltan, porque no hay manera de llevar a palabras aquello que corresponde sentir a través de las emociones. Otra de las cosas indescriptibles es la Madre y no porque no sepamos lo que es, sino que es tan grande que cualquier cosa que podamos decir siempre será incompleta, pueden ser millones de palabras las que escribas o digas y aún así sólo las emociones comprenden a cabalidad lo que la Madre significa, nunca las palabras.
Próximamente será el Día de la Madre, para algunos no pasa de ser un día comercial donde los medios de comunicación te dicen que si quieres de verdad a tu mamá debes demostrárselo comprándole un juego de vajillas, una nevera o cocina nueva. Y sí, bajo la perspectiva de labores en el hogar seguro que le será de utilidad, pero ¿Eso es todo? Para algunos otros este día significa darle una tarjeta a la madre, donde se le desee feliz día y al final la firma de quien la obsequia; para otros se entiende que es el día en que visitarás la casa materna para comer en familia, y con ello celebrar. Sin embargo, más allá de la ropa, las sandalias, las vajillas, las tarjetas y la visita, ¿Qué es lo que significa este día? El significado de las cosas siempre es subjetivo, significa lo que cada quien considere que significa, que posiblemente no es lo que debería significar, pero incluso esta comparación es subjetiva porque depende de cada persona (perspectiva, personalidad, entorno). Entonces como todo significado es subjetivo, yo daré mi propia opinión que puede ser distinta a la de usted señor lector.
Como preámbulo me gustaría comentar específicamente sobre la Madre. En primera si nuestra Madre no existiera, ni usted ni yo estaríamos encontrándonos en esta conversación ahora, simple y sencillamente porque no existiríamos. Hemos nacido de la “combinación” de dos personas, donde una de ellas es apta para conservarnos en su interior y permitir con ello nuestra formación física. Esa persona cedió, amablemente y por amor, su cuerpo para que el nuestro pudiera crearse al paso de los meses. Permitió que usted y yo tuviéramos cerebro, extremidades y corazón; actualmente se habla mucho del derecho que tiene la mujer sobre su cuerpo, y que por ello ella tiene la capacidad de decidir si le da o no la oportunidad de nacer a la personita que lleva dentro. Si usted está leyendo y yo escribiendo, entonces agradezcamos que nuestras madres decidieran darnos la oportunidad de vivir este instante ahora. No solamente porque tomaran una decisión, sino porque gracias a su cuerpo: nosotros tenemos el nuestro. Gracias a los cuidados que ella se dio así misma, como una buena alimentación, fue que su proceso de gestación concluyó satisfactoriamente, y que dicho proceso fuera satisfactorio es que nosotros tenemos lo que tenemos: la vida.
Pasamos entonces a la etapa donde se nace, donde se es pequeño y vulnerable, donde una simple gripe se puede convertir en un grave problema pulmonar que acabaría con la pequeña vida, pero entonces llega el ángel guardián llamada Madre, quien se desespera por hacer algo para curarte. Te da remedios, te baña, te viste… cuida de ti, no le importa levantarse tres mil veces por noche, su prioridad es saber que tú estás bien, y si es de hacer sacrificios pues se hace sin pensar que lo son. Y así pasan los años y siempre eres la prioridad para ella, si no hay dinero para darte tu leche entonces se hace lo necesario, hasta se pide prestado o ella misma deja de comer para dártelo a ti. Se presentan las preocupaciones porque hay que comprarte un uniforme, los zapatos, los útiles escolares, los juguetes,… Posteriormente será el celular, el computador, los objetos de moda. Si el hijo lo quiere o lo necesita entonces se hace el sacrificio de conseguirlo. Y si ella se compra algo para ella, como un televisor, un celular o un computador nuevo, pero el hijo lo quiere usar entonces ella se lo cederá incluso hasta decirle que lo deje para él así a ella le guste mucho, pero como el hijo es lo más importante ella nunca le negará algo que puede darle y mucho menos si lo tiene a la mano. El hijo puede acabar el saldo del teléfono celular una y otra vez, y aunque ella pueda hacer un comentario al respecto, jamás le negará el celular aunque sepa que se gastará todo el dinero. Si el hijo necesita algún dinero, ella no mirará a los lados sino que se lo prestará de inmediato si existe la posibilidad. Cocinará para él lo que más le gusta, seguirá comprándole cosas… Sencillamente no dejará de ser su niño, aunque sea todo un adulto, para ella. Se preocupará cuando llegue tarde a casa, llorará si no sabe nada de él, se quedará callada incluso cuando él le diga cosas feas, y a pesar de todo siempre perdonará cualquier ofensa. La Madre es generosa con sus hijos.
Tristemente la reciprocidad en el trato no se cumple siempre, y muy a pesar de que el hijo le deba su vida a la Madre (que ella haya hecho tanto o haga tanto por él) puede actuar con mucha ingratitud. Así vemos hijos que no hablan a su madre, sino que le gritan. Que se sirven de ella, pero no le sirven a ella. Que son capaces de gastar el saldo del celular, pero jamás prestarle un mensaje del de ellos. Que esperan que toda la ropa esté limpia, porque si ella aún no lava es inaceptable. Que no les importa llegar tarde a casa aunque ella se preocupe, es problema de ella si se queda despierta pues él no tiene la culpa de su decisión. Que le piden dinero “prestado” a la madre, pero jamás se acuerdan que era prestado entonces o hacen mucho rollo para devolverle el dinero o simplemente no lo hacen, total no estamos hablando de un tercero sino de la madre y ella no los va demandar o algo así ¿verdad? Y llega la época del noviazgo, la pareja sube de prioridad y la madre queda después, al punto que la palabra del novio o novia tiene más peso que la palabra de la persona que te da la vida. Y los amigos también suben de prioridad, de allí parte que se es más generoso con ellos que con la progenitora, claro los amigos hay que mantenerlos porque se pueden ir pero la madre siempre va estar, así que no hay por qué preocuparse tanto de ella ¿verdad? Después del noviazgo llega el matrimonio, hay que hacer vida de pareja y visitar la casa materna muy de vez en cuando porque hay tantas cosas por hacer que ya no me queda tiempo. Ya no tengo tiempo para la persona que siempre me cedió el suyo. Y aquí es cuando el Día de la Madre queda como el compromiso, ese día hay que acordarse de que tenemos una Madre, quizás no lo recordamos el resto del año pero no hay problema porque gracias a Dios el calendario tiene un día para ello. “¿Dices que yo no me acuerdo de mi madre? ¡Mentira! ¡Yo siempre la visito en su día! ¿Qué mejor regalo que una vajilla nueva? ¿O una nevera?” Pero resulta que en alguna ocasión su mejor regalo fuiste tú, de hecho sigues siendo tú a pesar de tus gritos, de tus respuestas inapropiadas, de tu ingratitud, de tu indiferencia, de tu decisión de poner a otros por sobre ella, de que la visita que le prometiste no la cumpliste, de que te llevaras a tu casa el televisor que había comprado para ella, de que le dejaras una gran deuda en el teléfono, que nunca le hayas devuelto un dinero, que nunca te diera ganas de llevarla a algún sitio a pesar de que tenías un auto y todo lo demás que ella te perdonó, cosas de las cuales ya se olvidó, esas mismas cosas que jamás te va reprochar porque siendo tú su hijo no lo verá como una falta. Sin embargo, lo mismo no pasa contigo y comienzas a enumerar las cosas que “mi mamá no debió hacer”.
Madre es Amor, todos los días son para vivir el Amor y, por tanto, todos los días deberíamos acordarnos de nuestra Madre, lo que ella hizo y sigue haciendo por nosotros. No se trata de un día de un calendario, porque el calendario no se va acordar de lo que ha hecho ella. No se trata de un objeto material, porque lo que le debemos no tiene precio alguno. Un regalo no está de más, pero eso no lo es todo. Y un día del año no es suficiente para quien nos ha regalado todo su tiempo. En eso deberíamos sentarnos a pensar.
Recordemos una cosa más, nuestros hijos aprenderán de nuestras acciones, por ello si somos ingratos con nuestros padres, ellos lo serán con nosotros después y recogeremos lo que habremos sembrado.
Sepamos sembrar entonces y disfrutemos de este hermoso día, porque el día de la madre es el día que hemos llegado a la vida. Gracias Madre por darme la oportunidad de vivirla. ¡Feliz Día!
08/05/2010 10:42 p.m.