Esto es una característica natural de todos los seres humanos y de los animales en general, buscamos la manera más fácil de lograr nuestros objetivos con el menor gasto de energía posible, esto ayuda mucho en la vida y en la evolución pues no seríamos lo que somos sin este instinto, los obreros no tendrían problemas en realizar tareas repetitivas y tediosas para construir algo en una fábrica o quizás ni siquiera se hubiera presentado la necesidad de construir esas cosas, seríamos muy atrasados pues no buscaríamos soluciones eficientes para resolver problemas ya resueltos. Lo que nos hace diferentes de un perro que persigue su propia cola indefinidamente es la inteligencia que nos ayuda a buscar maneras más elaboradas de solucionar la vida. El problema es que muchas veces hacemos caso omiso a nuestra inteligencia, nos guiamos por esta flojera innata y terminamos persiguiendo nuestra propia cola.